La villa de Prades es conocida como la ‘Vila Vermella‘ (villa roja). Un espacio que desprende historia. Historia presente en las calles, en las montañas que la rodean y en la gente que le da vida.

A continuación presentamos un listado de puntos de interés para que puedas ponerte en la piel de los pradenses, tanto los de la actualidad como sus antepasados. Descubre el origen del pueblo, las características piedras rojas que lo conforman, su patrimonio. Conoce cómo era el pueblo amurallado, su castillo, sus tradiciones; dónde se encontraban las escuelas antes y donde se encuentran ahora, dónde jugaban los niños antes y donde lo hacen ahora; la vida de ayer y la de hoy… Sumérgete en la historia de Prades desde su inicio y forma parte de la historia del Prades actual.

 

1. El portal de la plaza y la cruz de término

No hay un espacio más adecuado para iniciar nuestro recorrido que la cruz de término que desde el siglo XIII da la bienvenida a los visitantes que llegan a nuestra población. Como ésta, se han conservado otras dos cruces más que actualmente están repartidas por el entramado del urbanismo más moderno, trasladadas de su emplazamiento original, pues se encontraban situadas a poca distancia de los portales, el punto de llegada y acceso a Prades desde los diversos caminos que conducían a ella.

Antes de entrar en la zona amurallada, es aconsejable disfrutar unos momentos de una de las vistas más características y atractivas de la ciudad: los restos de unas murallas que, con el paso del tiempo, se han ido fundiendo con las casas y el portal más impresionante del pueblo. Atravesando la arcada de grandes dovelas bien escuadradas, y sin perder de vista el notable matacán que se añadió encima, accederemos al casco antiguo por la entrada principal, un espacio declarado conjunto histórico.

2. "Puerta falsa"

Portalada románica situada en el lateral izquierdo de la iglesia.

3. La Plaza Mayor y la fuente renacentista

Plaça Nevada

La plaza, la iglesia, el castillo y las murallas son los principales elementos que determinaron, desde la época medieval, la configuración y organización interna de la villa. Una vez bajo dominio cristiano (a mediados del siglo XII), Prades es un ejemplo claro de ciudad-mercado, un cruce donde confluían varias rutas comerciales. La estructura de la plaza, de gran belleza, amplia y porche, pone de manifiesto la importancia que llegó a adquirir como centro mercantil a partir del momento en que los condes-reyes de las casas de Barcelona le concedieron los derechos de celebración de un mercado semanal (documentado desde el año 1200) y de varias ferias de ganado al año, entre las que destacó la de San Bartolomé (24 de agosto), de gran renombre en toda la Cataluña Nueva.

Durante siglos, al margen de la agricultura, la economía de Prades se centró en la explotación del bosque (un privilegio adquirido a partir de la carta de población otorgada por Ramon Berenguer IV en mayo de 1159), la ganadería y una relevante industria productora de paños. La ciudad adquirió un sistema de pesos y medida propio (mesuram de Pratis) y el derecho de batir moneda.

Cuando la edad media dejó paso a la época moderna, la plaza cobró nuevo elemento que, probablemente hasta nuestros días, ha sido el más característico, hasta el punto de convertirse en el símbolo de la ciudad; evidentemente, hablamos de la fuente, la más característica del Renacimiento catalán. Como tantas otras construcciones del municipio es de piedra roja, conocida popularmente como «piedra amoladora». Su morfología hace recordar el globo terráqueo y tiene cuatro surtidores de bronce que indican los puntos cardinales.

Font

3. Iglesia de Santa María la Mayor

El primer documento conservado que habla de la iglesia de Prades, dedicada a Santa María la Mayor, es una bula del Papa Celestino III del año 1194. El edificio de la iglesia es una construcción ecléctica, de transición del románico al gótico y con una fachada principal con elementos renacentistas.

Se trata de un edificio de planta rectangular que se compone de una gran nave central. Con bóveda de cañón y un ábside sisavat y reforzado con contrafuertes. Entre las capillas laterales, hay una dedicada a santa Florentina, patrona de la ciudad.

La actual puerta lateral, llamada «puerta falsa», es uno de los restos más interesantes que se conservan de la villa románica y era la entrada principal de la iglesia, cuando la actual capilla del Santísimo era todavía el altar mayor. En el momento en que la villa crece y el miedo de nuevos ataques es cada vez menor, se traslada la orientación (de N-S a E-W) y la iglesia amplía saliendo de la muralla y aprovechando los sillares. La iglesia fue muy dañada durante la Guerra Civil. Actualmente, se encuentra en proceso de restauración.

4. Calle Major

Especialmente interesantes los portales de algunas viviendas.

5. Plaza de la Pau

Plaça de la Pau

También dicha plaza De l’ou (del huevo) o plaza Dels alls (de los ajos).

Plaça de la Pau

6. Arco del Pons

Se trata de un pequeño portal gótico que se abrió cuando se quisieron mejorar los accesos a la villa, en un momento en que el sentido defensivo tenía cada vez menos importancia.

7 i 8. Restos del castillo y la iglesia de Sant Miquel

Castell

La Costa del Castell es la calle con más piedra roja por metro cuadrado de todo Prades.

El castillo, del que por desgracia nos queda muy poco, estaba situado en el extremo noroeste de la población. Su mal estado de conservación hace que sea muy difícil su correcta interpretación. Fue la sede de los condes de Prades hasta que la cancillería se trasladó al castillo de Falset. El elemento del conjunto castral mejor conservado ha sido la iglesia de Sant Miquel del castillo. Actualmente, son pocos los vestigios visibles que quedan de esta antigua iglesia, sólo el ábside con la vuelta en ruinas, un tramo de la nave y una antigua capilla lateral en el extremo levante del muro norte. Seguramente se trataba de una construcción relativamente grande y sólida por lo que se observa de las características constructivas de los muros, de sillares bien trabajados, muy regulares y de una gran anchura. Esta capilla debió ser construida junto con el castillo en una fecha por ahora indeterminada, probablemente en la segunda mitad del siglo XII. El castillo ya se encontraba en mal estado de conservación en 1554 y dos siglos más tarde empezaron a venderse varias partes. Incluso la iglesia, una vez desafectada, fue repartida entre algunos propietarios que construyeron corrales y viviendas.

Castell

Hoy en día, la parte de levante de la iglesia, que no se encuentra afectada por ninguna vivienda, ha pasado a ser propiedad municipal y se encuentra en fase de restauración.

9. Plaza Dels Infants

Plaza pintoresca donde se encuentra el antiguo Ayuntamiento.

10. Calle Nou del Pont

Su pendiente proporciona una interesante fusión entre urbanismo y naturaleza.

11. Planet del Pont

Planet del Pont

Nos encontramos ante otro interesante acceso a Prades, en este caso el del camino que llegaba a la ciudad desde el norte y que la conectaba con la comarca de la Conca de Barberà. Cabe destacar de una forma especial el último edificio que vemos desde el puente en el extremo derecho. Se trata de la casa más antigua de la ciudad, una construcción del siglo XIII que ha aprovechado los sillares de las murallas como cimientos y paredes exteriores. Estéticamente es muy interesante.

12. Casa del Carme
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13. Parque de la Font d'en Grau

Zona de ocio infantil, con una fuente ornamental en forma de menhir («manantial»), de paseo y descanso. El agua de la Fuente d’en Grau siempre ha sido muy apreciada, tanto que se le atribuyen propiedades medicinales.

14. Torre de defensa y muralla

Muralla

Parque de césped con mobiliario de madera y con buenas vistas posteriores de la villa y de su entorno natural. De hecho, la villa de Prades es un muy buen ejemplo de organización urbanística típica del periodo medieval, con calles estrechas y serpenteantes, protegida por una muralla que determina su forma triangular.

Del conjunto fortificado quedan varios fragmentos de interés y todavía es posible seguir prácticamente todo su perímetro. Sin embargo, la construcción sufrió importantes desperfectos a lo largo de la historia, sobre todo cuando en agosto de 1651 el gobernador de Tarragona atacó la villa y, una vez ocupada, ordenó su derribo. O cuando en 1718 la audiencia de Barcelona obligó que, para evitar la defensa del municipio, se ensancharan varios centímetros las puertas. O durante el incendio que se vivió en el transcurso de unas refriegas en el contexto de las guerras carlistas.

15. Plaza Mossèn Josep Benet

Plaça Mossen Benet

Vestigios del antiguo cementerio de la ciudad en el muro de la iglesia, y con una excelente vista del campanario.

Mossèn Benet fue vicario de Prades desde 1966 hasta su muerte en 1985. Se le recuerda como un vicario particularmente muy próximo a sus feligreses, con ideas de izquierda y nacionalista catalán. Él abrió un espacio en el salón parroquial para ser utilizado por los jóeves locales. También era un gran amante de la música, creó un coro de niños, refundó el coro del pueblo y dirigió las Caramelles cantadas por Pascua. Fue el primer vicario de la ciudad que no vestía con sotana.

1. Cota 1000

Urbanización elevada con excelentes vistas de la villa.

2. Punto del Este
3. Ermita de Sant Antoni
4 i 5. Ermitas de Sant Roc y de la virgen de l'Abellera

Entorno natural idílico con unas vistas increíbles e infinidad de rincones para descubrir.

Acceso: antes de llegar al cruce para entrar en la población (si se viene desde La Febró), a mano derecha hay un rótulo indicativo que avisa de la situación de la ermita, que se encuentra a unos 2 km del núcleo. También se puede ir a pie por el camino viejo que pasa por las ermitas de Sant Antoni y Sant Roc. Desde Prades se debe tomar la carretera T-704 en dirección a La Febró o Alcover y buscar este rótulo y entonces queda al lado izquierdo, a muy poca distancia de la villa roja.

Ermita de l'Abellera

La ermita de la Abellera posiblemente data del 1570, aunque se han hecho muchas reformas posteriores. Tiene una disposición bastante extraña, ya que se asienta en una cueva que había servido de cobijo. La cueva forma parte de un risco que alcanza los 1.020 metros de altura. Esta situación hace que la vista que se divisa desde el lugar sea extraordinaria con el valle del río Brugent, los pueblos de Capafonts y Farena al fondo, el municipio de Mont-ral en los alto de un cerro y, en último término, la llanura del Alt Camp y la sierra del Montmell. Extensos bosques se extienden por todo el paisaje, así como antiguos cultivos de castaños, hoy abandonados.

Se dice que la imagen de la Virgen de la Abellera la encontró un pastor en una encina a la que iba a buscar miel. El pastor, según la leyenda, se llevó la imagen dos veces a casa pero cada vez la virgen volvía al lugar donde fue hallada. También se habla de que existió una ermita anterior a la actual donde se habría retirado la reina Margarita de Prades. En la ermita vivió, hacia el 1484, el hermano Bernat Boïl, primer vicario apostólico de las Indias que acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje a América.

La fachada del templete es bastante humilde: un portal adintelado, dos ventanas por lado y el campanario de doble espadaña son los elementos más destacados, realzados en unos muros acabados en la piedra rojiza de la zona. El edificio no existía en 1484; en 1570 se podría haber construido y el campanario se levantó posiblemente el 1578. Quizás correspondía a la primera ermita: su sucesora adquiriría la apariencia actual a partir de numerosas remodelaciones añadidas a través de los siglos.

Ermita de l'Abellera

Dispone de una sola nave de trece metros de largo por seis de ancho con un cambril. Por su parte, la virgen fecha de 1940 y es una copia fiel de su antecesora. El 12 de agosto de 1956 la imagen fue coronada por el arzobispo de Tarragona. La corona es del orfebre Jaume Mercadé Queralt y consta de cincuenta abejas de plata con su reina y también incluye el escudo de Prades. Esto se debe a que en el interior había unas colmenas de abejas con sus correspondientes panales de miel. Por este motivo, la imagen es la patrona de los apicultores catalanes.

El Lunes de Pascua de Resurrección y el 8 de septiembre, día de las Vírgenes Encontradas, acuden muchos devotos y visitantes. Años atrás los vecinos de Prades solían ir en procesión el domingo después de Navidad.

6. Roca Foradada
7. Cingle de les Esporrides
8. Perelloner Monumental

Perelloner del Cisterer

El Perelloner del Sisteré (Peral de hojas de almendro) es uno de los dos árboles catalogados como monumental de las Montañas de Prades que, por su tamaño, edad y aspecto es reconocido por su valor simbólico que forma parte del patrimonio natural, cultural e histórico de Cataluña.

Es una reminiscencia de árbol de deslinde de cultivo. Es poco habitual encontrar un árbol frutal, de estas dimensiones, ya que se suelen podar y formar para que sean lo más productivos posible. Presenta un tronco corto, con un perímetro superior a 3,17 m que se bifurca en dos cimas que conforman una copa de aspecto compacto de color verde claro, y que en primavera se llena de hermosas flores blancas que se elevan hasta a los 12 metros.

Se encuentra en la partida del Cap del Pla, al sur del término, cerca de la carretera de Prades en Aleixar T-704, y junto al Camino Natural de Prades.

9. Fuente del Cap del Pla
10. Fuente del Pu
11. Pla de la Guàrdia

Espectacular mirador a Este y a Oeste.

12. Tossal de la Baltasana

Cima de 1.201 metros con espectaculares y extensas vistas. También conocida localmente como La Torre es un pico geodésico de primer orden, que llega 1.201 metros sobre el nivel del mar y es el pico más alto de las montañas de Prades y hasta las más altas de la Cordillera Prelitoral entre los ríos Llobregat y el Ebro. Desde la cima se puede disfrutar de una amplia vista que se extiende desde los Pirineos hasta el Mediterráneo, y desde las montañas de Barcelona hasta los puertos, Maestrazgo y Aragón. Es un destino popular para los amantes de la naturaleza y hay muchas rutas para los excursionistas.

13. Cuevas de Pere y pozos de hielo

En el altiplano adyacente a la zona del Tossal encontramos las Cuevas de Pere, los pozos de hielo y la Roca del Gríngol entre muchos rincones y recovecos.

Aunque las noticias escritas más tempranas sobre la actividad mercantil de la nieve son del s. XVII, ésta ya era una actividad complementaria para ganarse la vida en el siglo XVI. Pere Gil en su Geografía de Cataluña (1600), escribe que «De la qual neu (dels monts Pyrineos) y de la que cau en la muntanya del Montseny, y a les muntanyes de Prades (…) utilitzen los regalats de Catalunya en los estius y dies caniculars per a refrescar la aigua y lo vi, y beure no sols fresc però fred: y algun ab no poc dany de sa pròpia salut y vida»

El hielo era utilizado básicamente para refrescar bebidas y frutas en época de calor como artículo de refinamiento y lujo. También se destinaba a la conservación de alimentos, y en prescripciones terapéuticas, como analgésico, antiinflamatorio, o para restañar hemorragias, entre otras virtudes.

La industria de la nieve, como es lógico, se establecía en lugares donde las condiciones climáticas invernales eran más duras, con nevadas abundantes y con temperaturas muy frías, y por tanto en las Montañas de Prades había numerosos pozos de hielo o neveras que utilizaban para almacenar nieve o hielo, que se vendía cuando subía la temperatura.

Los pozos de hielo son construcciones sencillas, realizadas por manos expertas en la construcción con piedra seca y la estructuración de los arcos de sostenimiento de la cúpula, de dimensiones considerables en algunos casos.

Por su ubicación, se buscaba un lugar frío, que disponiese de nieve abundante muy cercana, o cerca de un río o fuente que suministrara agua para producir hielo suficiente.

En el término de Prades hay contabilizadas cinco neveras situadas entre los 950 y los 1130 metros de altitud. De estos cinco pozos, tres están situados en los Plans (uno de los parajes más fríos de la comarca, y donde cae más nieve) y son fáciles de localizar, ya que están cerca del Camino Natural de Prades y del GR 171. Son los de la Roca del Gríngol o del Mas del Llaurador, un pozo rectangular en el que se aprecian dos inicios de arco que sostenían el techo. La parte más ancha es de unos 9 m. El otro es el Pozo del Dineral, al este de los Plans y a poca distancia del camino de Prades a Rojals. Es de forma circular, de unos 10 o 12 m de diámetro, y en su caso todavía se aprecian restos de las paredes y de los sillares que la conformaban. El Pozo del Celestino o del Sabucar es un hoyo relleno de vegetación que podía haber tenido un diámetro de 8 o 10 metros. Hoy no se observa ninguna piedra y se encuentra a más de 250 metros del Pozo del Dineral.

[Información extraída del libro El tràfic amb el fred al Camp de Tarragona (s. XVI-XIX) de Ramon Amigó].